Turisteando con nocturnidad.

3/30/18 1:34 PM

          Mi prima o sobrina Prisci disfrutó de las fotos en Japón,  así que decidí publicar las escapadas para extender un poco su diversión y la de los 4 gatos que me leen. “San Google de la tierra de los perdidos" me lo dijo, el hotel estaba lejos y no había mucho que ver cerca. A pesar de todo, salí a mis anchas en busca de aventura, me acoompañaron en la expedición Noelia de Nicaragua y Annalissa de Guatemala.

          Así, partimos hacia “Un pino”(関宿の街道松), 

         “Otro pino”(幕府御用宿「釜屋」跡)

         Y una estatua de “Jizo Bodhisattva” (銅造地蔵菩薩坐像) con un templo que asumo era Budista…

          También encontramos una estatua cerca de un basurero, pero era pequeña y el lugar no era el mejor. El Muro del período Edo no lo encontramos por ningún lado (En otra escapada dí con él).

          Después de tan excitante aventura, para tranquilizarnos un poco decidimos buscar un bar, el primero que encontramos estaba lleno, pero del siguiente salió un japonés que nos ofreció unas pastillas (confites) y caimos como moscas en el Isaribi Aomono-yokochō, del que no tengo foto. Sí, somos fáciles.

          Entre nuestro japonés y su inglés acertamos a decirle “saké” y él entendió, lo que no sabíamos era qué tipo de saké, a lo que nuestro huesped nos trajo 5 botellas para probar y escoger. Le escribí a mi “Saké no sensei” Roger Ortuño Flamerich, que para esos días debía odiarme porque solo escribia para preguntar por “Buen Saké”.

         Finalmente me decidí por la segunda, un saké crudo sin filtrar. Mientras bebíamos observé que a todos los que salían les daban un regalo que sacaban del congelador, así que los tres esperabamos con ansias ver de qué se trataba.

          Tristemente nuestro consumo debió ser más bajo que el del sarariman promedio porque a nuestra partida solo nos dieron un pin de poco más de un centímetro. Al final pasamos una noche divertida y como Noelia no se tomó toda su copa, dividimos el contenido entre Annalissa y yo.