Bajo el aire.

7/12/19 4:30 PM

          Cuando escuchamos el nombre de Osamu Tezuka usualmente lo relacionamos con sus obras clásicas, AstroboyKimba el león blanco o Metrópolis. Sin embargo, hoy trataremos un manga diferente, Bajo el aire (Kuki no soko) una recopilación de historias cortas escritas entre 1971 y 72.

          Estamos hablando de diecises historias en un solo volumen de trescientas veintiseis páginas, un tochito con todas las de la ley. Al ser tantas historias el abanico se expande y hay de todo un poco, historias buenas, regulares y las que no han resistido el paso del tiempo. Es un manga de lectura fácil y el estilo sencillo de Tezuka hace que sea una brisa fesca.

          Las historias son ‘serias’, o como bien escribe Dolmen Editorial, estas historias recorren “un camino más oscuro y adulto”, este es el índice:

  1. La ejecución terminó a las tres.
  2. El hombre que buscaba Joe.
  3. La voz de la noche.
  4. El rufián y los acantilados.
  5. Duelo en Grande Mesa.
  6. Punta escamas.
  7. La chica de la ventana oscura.
  8. La grieta.
  9. El valle perdido.
  10. La sangre del gato.
  11. La llamada.
  12. El camaleón.
  13. La nueva virgen.
  14. Catástrofe la escuridad.
  15. Robanna.
  16. Nuestro mundo.

          Dicho esto, hay historias que han envejecido muy mal.  Asesinatos, incesto, drama y ciencia ficción se reunen en páginas en color y blanco y negro... Eso si, menos del 1% en colores, pero que al no mencionarlo, ayuda a las ventas. Además, el tirón de Tezuka todavía es fuerte y muchas personas persiguen sus mangas a nivel internacional, en lo personal cuento con unos cuantos y sigo buscando.

          A lo que vamos, el que sean dieciseis historias diferentes brinda al lector un buen abanico de opciones, puede que una no te guste o te parezca sosa, sin embargo otra puede considerarse excelente, lo que da a este recopilatorio muchas probabilidades de éxito.

          En ocaciones también es posible darse un encontronazo con el machismo rampante del Japón, y si pensamos que las historias tienen casi medio siglo de haber sido escritas, pues la realidad de las mujeres niponas sería aún peor. Hombres que quieren casarse con una chica bonita que acaban de conocer, propuestas de matrimonio ipso facto porque “semos los más chulos” y esposos diciendole (a golpes a veces) a sus mujeres qué hacer y qué no.

Las que no resistieron

          Resulta más fácil decirles lo que no resistió el embate de los años y las cosas que no me gustaron que lo que me gustó. Y una adevertencia, a partír de esta línea vienen los DESTRIPES de ciertas historias.

                    VII. La chica de la ventana oscura.

          Definitivamente que el incesto no es lo mio y si lo condimentamos con asesinato para mantener la relación, menos todavía. La historia de esta pareja hubiese sido perfectamente la de un crimen pasional, pero al hacer que los enamorados sean hermanos pues es la gota que derramó mi vaso.


                    IX. El valle perdido.

          Aquí el incesto se mezcla con ciencia-ficción y el problema ya es más en la ficción de la ciencia.

          En el futuro los asesinos son llevados a planetas inhabitados para que mueran, pero nuestro personaje no solo sobrevive sino que tiene hijos —niño y niña—, los que deben casarse para a su vez tener su parejita de hijos y perpetuar su linaje, para que cuando regrese —la policia, los fiscales, los jueces o quien sabe quién— se den cuenta que el homicida les “ganó”.

          A la ciencia en esta historia le dieron su apambinchada, no se cuándo se descubrieron los efectos adversos de la endogamia, pero para la cantidad de tumbas que se ven en una de las últimas viñetas, esos hermanos mínimo deberían tener manos saliendole de la cabeza o ser tontos a rabiar.

          Pero si usted puede obviar eso, todavía queda la parte de tener los hijos en “parejita”, que eso de que si la mujer está arriba es niña... no funciona. Estoy seguro que en ocaciones habrán tenido que matar un niño o una niña para lograr tener uno de cada y que ellos se reproduzcan después.

                    XI. La llamada.

          Este me pareció una historia adaptada de La dimensión desconocida de Rod Serling (venia ante él), que a su vez la sacó de una historia corta. Una mujer que recibe una llamada de un muerto. Si no me creen búsquelo, en español se tituló “Llamada nocturna” (Nigth call) y fue el episodio 139 del programa. Esta es casi lo mismo, pero el que recibe las llamadas es un chico universitario, la diferencia radica en el toque de humor que le imprime el autor.

                    XIII. La nueva virgen.

          A diferencia de las otras, esta no la considero mala, rara tal vez. Pero lo que si me queda claro es que fumar wasabi tiene consecuencias nefastas para el cerebro.


¿Lo compro, lo leo o paso olímpicamente del libro?

          Los que han leído sus manga o visto los anime originales saben que el trazo de Tezuka es inigualable (salvo para Toshio Ban), sus dibujos entre detallados y simples funcionan mejor para unas historias, para otras no tanto. Para La ejecución terminó a las tres, que es  excelente,  hubiese preferido unos dibujos más realistas, en especial para el cierre.

          El libro tiene altos y bajos, pero a pesar de eso, son historias que se alejan del lugar común de lo que conocemos de Tezuka por estos lares. Es un libro que recomendaría con los ojos cerrados, ya que nos acerca a una faceta del autor poco conocida, que permite apreciar y maravillarse aún más de su talento.

          A este compendio de Tezuka no le puedo dar cinco estrellas, él ya se encuentra en nuestro panteon de los dioses y no es uno nuevo, es un dios conocido desde hace bastante tiempo, pero que cada vez brilla con más intencidad.


Bajo el aire.**** (Compilación) por Osamu Tezuka

* Un bodrio, pérdida de tiempo, dinero y neuronas.

** Algo bueno hay, pero hubiese sido mejor pedirlo prestado.

*** Comprarlo no es una perdida de dinero, es entretenido, pero no necesario.

**** Vale la pena tenerlo en la biblioteca para comentar con los amigos.

***** Acabo de hacer un altar y le he puesto unas velas al libro, el autor es mi nuevo dios