Debo agradecer a Graphic Mundi por permitirme leer este compendio de historias sobre la pandemia, que además a llegado por casualidad justo cuando en casa Maru y yo hemos dado positivo para Covid-19…

       Con 65 historias diferentes por una mayor cantidad de autores y dibujantes, los estilos varían de una a la siguiente, lo mismo que el largo de las narraciones, las hay  de una sola viñeta hasta las de seis o más páginas y por supuesto la profundidad, atención al detalle y contexto es de lo más variopinta.

       Debido a la cantidad de historias y estilos es imposible detenerse en ellos, puedo decir que los guiones que tocan las emociones que la mayoría hemos sentido en esta pandemia, miedo, depresión, tristeza, esperanza. Todo reflejado en historias del día a día de lo que por más de siete meses ha sido nuestra nueva a-normalidad.

       Como bien se explica al principio, algunas están basadas en las vivencias de sus creadores mientras que otras son ficción, aún así la sensación en ocasiones es de agobio porque las narrativas reflejan nuestros propios temores, dimos positivo el 5 de diciembre, el 6 llegó el cómic y a pesar de no obtener los resultados, por los síntomas era obvio.

       Si en la pandemia hemos vivido el día a día, con la enfermedad vivimos la hora a hora, ¿estoy empeorando?, ¿el dolor tal es parte de la enfermedad?, ¿estoy respirando bien?, ¿qué va a pasar con mi familia si no estoy?… todas interrogantes que sufren los personajes y que hemos visto en el mejor de los casos reflejados en las noticias, en el peor, la muerte de algún familiar.

       Se siente extraño leer sobre algo que está sucediendo y que en realidad no se tiene idea de cuándo terminará ni cuál será el costo. Este libro es un recuento de lo que nos ha tocado vivir en primera, segunda y tercera persona, es algo que nos une y recuerda nuestra fragilidad, nos incentiva a la solidaridad y saber que solo ayudándonos podremos salir de esta, es historia escrita mientras sucede.

       El libro vale la pena por lo que representa, por lo que nos ha tocado vivir y que a pesar de querer depender del olvido, debemos mantenerlo fresco en nuestra mente, para que cuando vuelva a suceder, poder ser mejores de lo que hemos sido en esta pandemia.  Es un homenaje a los que se esforzaron en salvar nuestras vidas llegando incluso a dar las propias, a la solidaridad global que debe reinar si queremos salir adelante. Es un legado a nuestros hijos pequeños, para que comprendan lo que les sucedió.

       Con los amigos me disculpo por no haber dicho nada, no queríamos asustar a nadie ni asustarnos más de lo que hemos y seguimos estando. Tuvimos suerte, pocos síntomas y leves, cuando esto pase podremos sentarnos a conversar, ahora sepan que estamos bien y esperando terminar nuestra cuarentena, no llamen, algo que si nos molesta a ambos es la garganta y hablar lo empeora.

                                                     Se les quiere.